miércoles, 12 de junio de 2019

GRACIAS Y HASTA PRONTO.


    Amigos lectores:  En noviembre del pasado año comencé este blog con la intención de dejar mis recuerdos de los viajes que, ya en la tercera edad y gracias a la familia, he realizado por algunos lugares de este inmenso país.
   Las estadísticas del blog indican que las entradas que he publicado han tenido algunas lecturas. Me satisface saber que alguien accede y lo lee, contando la Web con tanto material interesante.
    Alterno la residencia entre mi país de nacimiento, Cuba, y mi país de adopción, México.  Y en estos días debo retornar a Cuba por una temporada.  Allí no tengo la posibilidad de publicar en el blog.  No tengo acceso a la  necesaria  conexión a internet.
    Continuaré reseñando mis vivencias y las publicaré una vez que regrese.  Mientras, agradezco el tiempo que me han dedicado.  Un placer. Volveremos a encontrarnos.

lunes, 10 de junio de 2019

UN JARDIN MÁGICO.


     No es posible imaginar que en medio de una zona selvática de la Sierra, entre ríos y cascadas, abrazado por las más diversas especies de plantas y flores, exista este jardín.   A poca distancia de Xilitla, por un estrecho camino de piedras, bordeado por viviendas humildes y muchos transeúntes, se encuentra el Jardín Surrealista de Edward James.  Solo nos lo habían mencionado, y en esta ocasión no buscamos referencias, fuimos a conocerlo con todos los sentidos abiertos al descubrimiento.

     Los habitantes del pueblo devenidos custodios del lugar, organizan a los visitantes, que deben dejar estacionado su medio de transporte a buena distancia de la entrada, y continuar caminando hasta la misma
  Alegando problemas de locomoción, nos permitieron seguir en el auto y parqueamos en un terreno cercano al pórtico de acceso.  Era imposible retornar por el estrecho camino, y en ese lugar ya estábamos cerca de otra salida, también pedregosa y zigzagueante.

    En la fila para acceder a la caseta de admisión había más de doscientas personas. El calor húmedo que hacía mucho tiempo no sentíamos, nos tenía la ropa pegada al cuerpo, el sol de la mañana ya avanzada, también quemaba.  Pero nos mantuvimos firmes hasta que llegó nuestro turno para entrar, entretenidos en admirar las ventas de artesanías, de café recién tostado envasado en pequeños sacos de yute, de pullovers con imágenes impresas del lugar, cerámicas, afiches, aguas, refrescos. Un gran tianguis que hacía la espera más llevadera.

     La historia del lugar, de su creador, los mitos y leyendas que circulan alrededor de su figura merecen dedicar tiempo a conocerlo.  Soñador y poeta, millonario y mecenas, vinculado con la realeza británica, horticultor, surrealista que, al decir de Dalí, era el “más surrealista de todos”, Edward Frank Willis James, llega a la zona de Las Pozas en Xilitla, en la década del 40 del siglo XX y decide construir su “Jardín del Edén”.

     Llegar al camino de piedras de la entrada, pasar bajo el arco nombrado “El Anillo de la Reina”, escoltados por las esculturas de siete serpientes erguidas, es viajar por el tiempo y por la mente de alguien que poseía y viajaba con una boa de más de cinco metros de largo, como mascota.

     Nos incorporamos a un grupo con su guía, porque allí puede perderse alguien entre laberintos de puertas que no se abren o que conducen a ningún lugar, escaleras sin pasamanos que se elevan sin llegar, fuentes en forma de ojos, donde el poeta se bañaba cubierto de enormes hojas y rodeado de peces, serpientes de concreto, musgo en las inclinadas escaleras que hacen resbaladizo y difícil el trayecto.  Estrechos pasadizos entre construcciones que no tienen sentido.  Esto es magia.


     Varias veces tuvieron que ayudarme a subir los estrechos y húmedos escalones de las creaciones arquitectónicas hechas sin la intervención reguladora de la razón, como lo describiera en su momento André Breton.

     La vegetación ha invadido muchos de los recintos, el edificio llamado cinematógrafo, y del que se contemplaba la selva potosina, estaba en reparación y tenía limitado el acceso.  El laberinto de pasadizos entre un elemento constructivo y otro va llevando a un paseo de piedras paralelo al río, se oye el ruido del agua de la cascada al caer en las nueve pozas que dan lugar al nombre. Es refrescante sentir las salpicaduras del agua después del agobio del calor, la humedad, la vegetación que quiere abrazarnos.

     No se puede describir y mucho menos imaginar. Es necesario descubrir los rincones y misterios de este mágico y único lugar integrado al esplendor del paisaje de Las Pozas.  “Una casa que vuela, y en la noche canta.”
Fotos de la autora.
Corrección de estilo. Nilda Bouzot.







    



    

   

viernes, 7 de junio de 2019

XILITLA-LUGAR DE CARACOLES



    Las carreteras y caminos comenzaban a serpentear entre las montañas.  Hasta ahora la ruta no había presentado zonas abruptas, pero nos dirigimos a la parte alta de la Sierra.  Con los cinturones de seguridad bien ajustados, quietos, callados, vemos desfilar valles, barrancos y cañones en una sucesión de nubes blancas, rocas, espeso follaje y cielo azul.  Enclavado en la Sierra Madre Oriental, en lo alto de la Huasteca, está XILITLA.  Declarado Pueblo Mágico por los atractivos que ofrece la región, es un pueblo cafetalero, donde además se cultivan cítricos aprovechando los beneficios del clima que posee. 
     Los 91 kilómetros que separan la ciudad de Valles de Xilitla se recorren en cerca de dos horas, No se puede ir de prisa.  La extensa vegetación de esta zona, las caídas de agua, las formaciones rocosas logran un encuentro mágico con la naturaleza virgen.
     Llegamos al pueblo y encontramos alojamiento en un antiguo y colorido hotel situado en la punta de una de las tantas calles inclinadas que forman el poblado.  Resultaba difícil caminar erguido, a pesar de que ya estamos algo acostumbrados al sube y baja en los barrios de la capital.
     Ocupamos una enorme habitación donde todos podíamos dormir cómodamente y hasta desayunar, porque aparte de las camas, tenía un pequeño salón-comedor, un baño amplio y ventanales y balcones desde los que se veían las montañas, el poblado, y por los que también penetraban las nubes cuando había amenaza de lluvia, tan habitual en la zona.  En los hoteles modernos, sería una suite.  El ascensor tenía problemas técnicos, y más de una vez preferí las escaleras por si daba la casualidad de que tuviera uno de sus fallos conmigo de pasajera.
     Frente al hotel, en una “banqueta” (acera) estrecha se sientan los huastecos a vender sus productos, al igual que en un gran tianguis que instalan en el parque del pueblo, con su kiosco, sus bancos, sus vendedores de cestos, y su parroquia.
     Salimos a caminar por las calles llenas de turistas, de vendedores y negocios.  La actividad comercial es herencia en el pueblo mexicano.  En cada estado, región, montaña o valle, se encuentran mercaderes que ofrecen lo inimaginable.  Allí compré una crema para dolores musculares, con tantos ingredientes, que no me explico cómo cabía en el pomo, con un hongo alucinógeno como remedio principal que, según las recomendaciones, funcionaba igual que un diclofenaco.
     Luego de reconocer el terreno, y localizar cafeterías y fondas, compramos alimentos y los llevamos al hotel, para comer tranquilos y sin prisa.  Esa tarde no pudimos salir.  Estamos como a 2000 metros de altura, en un ambiente muy húmedo.  En verano no es extraño que las precipitaciones diarias sean parte de la excursión, y el aguacero que nos impidió el paseo vespertino lo demostró.
     Son muchos los atractivos que Xilitla ofrece a los visitantes, pero sin lugar a duda el que ostenta el primer lugar es el Jardín Surrealista de Edward James, en Las Pozas.  Mañana lo visitaremos temprano, antes que comience a llover de nuevo.
Fotos de la autora.
Corrección de estilo. Nilda Bouzot.