Las carreteras y caminos comenzaban a
serpentear entre las montañas. Hasta
ahora la ruta no había presentado zonas abruptas, pero nos dirigimos a la parte
alta de la Sierra. Con los cinturones de
seguridad bien ajustados, quietos, callados, vemos desfilar valles, barrancos y
cañones en una sucesión de nubes blancas, rocas, espeso follaje y cielo azul. Enclavado en la Sierra Madre Oriental, en lo
alto de la Huasteca, está XILITLA.
Declarado Pueblo Mágico por los atractivos que ofrece la región, es un
pueblo cafetalero, donde además se cultivan cítricos aprovechando los
beneficios del clima que posee.
Los 91 kilómetros que separan la ciudad de
Valles de Xilitla se recorren en cerca de dos horas, No se puede ir de
prisa. La extensa vegetación de esta
zona, las caídas de agua, las formaciones rocosas logran un encuentro mágico
con la naturaleza virgen.
Llegamos al pueblo y encontramos
alojamiento en un antiguo y colorido hotel situado en la punta de una de las
tantas calles inclinadas que forman el poblado.
Resultaba difícil caminar erguido, a pesar de que ya estamos algo
acostumbrados al sube y baja en los barrios de la capital.
Ocupamos una enorme habitación donde todos
podíamos dormir cómodamente y hasta desayunar, porque aparte de las camas,
tenía un pequeño salón-comedor, un baño amplio y ventanales y balcones desde
los que se veían las montañas, el poblado, y por los que también penetraban las
nubes cuando había amenaza de lluvia, tan habitual en la zona. En los hoteles modernos, sería una
suite. El ascensor tenía problemas
técnicos, y más de una vez preferí las escaleras por si daba la casualidad de
que tuviera uno de sus fallos conmigo de pasajera.
Frente al hotel, en una “banqueta” (acera)
estrecha se sientan los huastecos a vender sus productos, al igual que en un
gran tianguis que instalan en el parque del pueblo, con su kiosco, sus bancos,
sus vendedores de cestos, y su parroquia.
Salimos a caminar por las calles llenas de
turistas, de vendedores y negocios. La
actividad comercial es herencia en el pueblo mexicano. En cada estado, región, montaña o valle, se
encuentran mercaderes que ofrecen lo inimaginable. Allí compré una crema para dolores musculares,
con tantos ingredientes, que no me explico cómo cabía en el pomo, con un hongo
alucinógeno como remedio principal que, según las recomendaciones, funcionaba
igual que un diclofenaco.
Luego de reconocer el terreno, y localizar
cafeterías y fondas, compramos alimentos y los llevamos al hotel, para comer
tranquilos y sin prisa. Esa tarde no
pudimos salir. Estamos como a 2000
metros de altura, en un ambiente muy húmedo. En verano no es extraño que las
precipitaciones diarias sean parte de la excursión, y el aguacero que nos
impidió el paseo vespertino lo demostró.
Son muchos los atractivos que Xilitla
ofrece a los visitantes, pero sin lugar a duda el que ostenta el primer lugar
es el Jardín Surrealista de Edward James, en Las Pozas. Mañana lo visitaremos temprano, antes que
comience a llover de nuevo.
Fotos de la autora.
Corrección de estilo. Nilda Bouzot.
Corrección de estilo. Nilda Bouzot.
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