martes, 8 de enero de 2019

SANTIAGO DE QUERÉTARO-2

Y llegó el domingo, después de una noche de descanso bien merecido para los atletas y para los participantes del grupo de apoyo.
El “de pié” temprano, y llegamos justo a tiempo para ver la carrera de los 150 metros planos. No hubo campeones en nuestro equipo, pero hicieron el esfuerzo.
Estuvimos hasta cerca de las 12 del mediodía, en que dejamos a varios del equipo terminando de ver las competencias y fuimos al Centro Histórico en espera de que llamaran para recoger a los niños que nos tocaba transportar hasta la terminal de ómnibus, ya que el regreso estaba programado para las seis de la tarde.
El Centro histórico está concebido con el mismo patrón de otros, salvo que más grande, las iglesias, una gran Plaza con la Glorieta en el Centro, la Fuente, y alrededor carpas y establecimientos de comida con músicos, mesas y sillas en las aceras o “banquetas” que es como aquí se le dice.
Muchos bulevares de tiendas de artesanías, comidas, y comercios diversos.


 Visitamos un pequeño centro de Arte, donde unos jóvenes tenían expuestas sus pinturas, y allí nos brindaron café, (el café tipo americano que toman aquí pero Capuchino.)
Comenzó a lloviznar porque de un calor sofocante y un sol fuerte, se pasa a la llovizna y al frío.
En una de las tiendecitas me compré un pullover para protegerme de la frialdad y una jarrita de recuerdo.
Avisaron que los niños habían terminado el almuerzo, y mientras los trasladaban del centro deportivo al hotel, nos quedamos recorriendo el Convento de la Santa Cruz, el del árbol de las espinas y la celda de Maximiliano.
Este lugar es uno de los más visitados, se encuentra en el Cerro de Sangremal, donde refieren se verificó la guerra de la Conquista en 1531, en esa época se labró una cruz de piedra que todavía se conserva en la Iglesia.

En 1683 se construyó el Colegio para Misioneros de la Sta. Cruz de las Milagros de los franciscanos, los que durante más de 200 años partieron de allí a pacificar y “civilizar” regiones entre Texas y Centroamérica.
En el convento, que aún alberga frailes y funge como colegio, muestran y hacen un tour por los recintos que no están ocupados.
No se paga una cuota fija, solo piden una cooperación.  En la Iglesia, que es fastuosa, como todas las que hasta ahora he visitado, había misa y fuimos directo al convento.  Una guía muy joven narra la historia y muestra los aposentos que están en exposición a los visitantes.


Cuenta la leyenda que uno de los frailes que primero lo habitó, recorría diariamente 66 kilómetros descalzo, apoyado en la rama de un árbol, evangelizando a los nativos de la zona.
Que una vez enterró en el patio un trozo de la rama del árbol y de ahí surgió un arbusto cuyas espinas tienen forma de cruz, y que aún se exhibe detrás de una reja forrada con malla para que no sea dañado.

Tenían un sistema de abasto de agua que llegaba a través de canales desde los Arcos del acueducto estilo romano que aún se conserva en muy buen estado en la ciudad, estos canales llevaban el agua por tuberías de barro al “Patio de las Aguas”, donde había “albercas” de depósitos y de ahí salían conductos o tuberías a las distintas partes del convento.  


Aún hoy tienen un sistema de recogida de los techos que alimenta una cisterna y utilizan esa agua.
Los arbustos de las espinas están en un patio no muy grande, cercado, y son de una especie familia de la adormidera que conocemos, solo que mayor.  No tiene semillas, se reproduce por “hijos”.
Y es un medio de vida.  En el convento hay una librería religiosa y entre las ofertas están espinas y objetos hechos con las espinas.  En la plaza las venden, en toda la ciudad, hay recuerdos para los turistas, con las espinas.


En la cocina original, se conservan las vasijas, está la chimenea aún ennegrecida por el humo de la leña y un sistema de conservación de alimentos, consistente en un depósito azulejado por el que circulaba agua fresca alrededor, proveniente de este sistema de acueductos interiores, y mantenía una temperatura estable. 



Hay pinturas murales descubiertas al remodelar algunas áreas que fueron utilizadas como cuartel militar en otras épocas, entre ellas un Cristo que se deduce tenga más de 200 años.
Algunas pinturas religiosas que datan de la fecha de la construcción en el siglo XVII. 
 Una habitación o “celda” con los muebles que tenían los frailes en su clausura, y en otra, la habitación que sirvió de prisión al Emperador Maximiliano.  Esta tiene unos muebles antiguos, una mesa, un “arca” de madera bien envejecida y dos cuadros del Emperador.


En los lugares donde había pinturas murales o cuadros no se permite tomar fotos, para no dañarlas con el flash de la cámara.   Es oscuro y si no se utiliza, pues no se ven.
El recorrido es muy interesante, más que los arbustos de las espinas, la construcción tan antigua y bien conservada a pesar del tiempo transcurrido, transporta al visitante a otros siglos.
En la Unam han hecho estudios botánicos sobre el fenómeno de las espinas en cruz y realmente no han encontrado más que la explicación de una mutación en esa especie, que no tiene las espinas en esa forma.  Venden caras las espinas…… me van a regalar una para mostrarla.
Cuando nos recogieron, fuimos directo a la carretera, comimos algo en el camino y para casa en el DF, salimos como a las cinco de la tarde.   El ómnibus de los niños salía un poco más tarde, a las seis.  Venía todo el equipo junto, no quisieron irse con los “papás”.
(Fotos de la autora)


La tradición menciona que el 25 de julio de 1531 es la fundación de Querétaro, con la llegada de los españoles Hernán Pérez Bocanegra y Córdoba quien se alía con el indígena otomí Conín (quien posteriormente adoptó el nombre castellanizado de Fernando de Tapia), cacique de Jilotepec.
Se cuenta que por un acuerdo se libró una batalla sin armas y a media batalla, se dio la aparición en el cielo de una cruz refulgente y a su lado el apóstol Santiago sobre la loma llamada Sangremal, por este hecho  debe su nombre  la ciudad "Santiago de Querétaro", en esa época fue labrada una cruz de piedra que se conserva en el altar de la iglesia del Convento de la Cruz.
La historia de Santiago, Querétaro continua cuando en 1534 se efectúa el trazo de la ciudad por D. Juan Sánchez de Alaniz, mientras que para 1656 le es otorgado el título de "Noble y Leal Ciudad de Santiago de Querétaro" por disposición del virrey Duque de Albuquerque. Para 1712 es confirmado el título de "Noble y Leal Ciudad de Querétaro" por el Rey Felipe V de España.
Fue también aquí en Santiago de Querétaro donde se tocó por primera vez el himno nacional, mientras se ensayaba para su presentación final ante el presidente Santa Ana.
1867 es derrocado el Emperador Maximiliano de Habsburgo, librándose dos batallas en el Cerro de las Campanas, donde los liberales lo toman prisionero. El 19 de junio es fusilado en el Cerro de las Campanas junto con los generales mexicanos Miguel Miramón y Tomás Mejía.








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