Y llegó el
domingo, después de una noche de descanso bien merecido para los atletas y para
los participantes del grupo de apoyo.
El “de pié”
temprano, y llegamos justo a tiempo para ver la carrera de los 150 metros
planos. No hubo campeones en nuestro equipo, pero hicieron el esfuerzo.
Estuvimos hasta cerca de
las 12 del mediodía, en que dejamos a varios del equipo terminando de ver las
competencias y fuimos al Centro Histórico en espera de que llamaran para
recoger a los niños que nos tocaba transportar hasta la terminal de ómnibus, ya
que el regreso estaba programado para las seis de la tarde.
El Centro histórico está
concebido con el mismo patrón de otros, salvo que más grande, las iglesias, una
gran Plaza con la Glorieta en el Centro, la Fuente, y alrededor carpas y
establecimientos de comida con músicos, mesas y sillas en las aceras o
“banquetas” que es como aquí se le dice.
Muchos bulevares de
tiendas de artesanías, comidas, y comercios diversos.
Visitamos un pequeño centro de Arte, donde
unos jóvenes tenían expuestas sus pinturas, y allí nos brindaron café, (el café
tipo americano que toman aquí pero Capuchino.)
Comenzó a lloviznar porque
de un calor sofocante y un sol fuerte, se pasa a la llovizna y al frío.
En una de las tiendecitas
me compré un pullover para protegerme de la frialdad y una jarrita de recuerdo.
Avisaron que los niños
habían terminado el almuerzo, y mientras los trasladaban del centro deportivo
al hotel, nos quedamos recorriendo el Convento de la Santa Cruz, el del
árbol de las espinas y la celda de Maximiliano.
Este lugar es uno de los
más visitados, se encuentra en el Cerro de Sangremal, donde refieren se
verificó la guerra de la Conquista en 1531, en esa época se labró una cruz de
piedra que todavía se conserva en la Iglesia.
En 1683 se construyó
el Colegio para Misioneros de la Sta. Cruz de las Milagros de los franciscanos,
los que durante más de 200 años partieron de allí a pacificar y “civilizar”
regiones entre Texas y Centroamérica.
En el convento, que aún
alberga frailes y funge como colegio, muestran y hacen un tour por los recintos
que no están ocupados.
No se paga una cuota fija,
solo piden una cooperación. En la Iglesia, que es fastuosa, como todas
las que hasta ahora he visitado, había misa y fuimos directo al convento.
Una guía muy joven narra la historia y muestra los aposentos que están en
exposición a los visitantes.
Cuenta la leyenda que uno
de los frailes que primero lo habitó, recorría diariamente 66 kilómetros
descalzo, apoyado en la rama de un árbol, evangelizando a los nativos de la
zona.
Que una vez enterró en el
patio un trozo de la rama del árbol y de ahí surgió un arbusto cuyas espinas
tienen forma de cruz, y que aún se exhibe detrás de una reja forrada con malla
para que no sea dañado.
Tenían un sistema de
abasto de agua que llegaba a través de canales desde los Arcos del acueducto
estilo romano que aún se conserva en muy buen estado en la ciudad, estos
canales llevaban el agua por tuberías de barro al “Patio de las Aguas”, donde
había “albercas” de depósitos y
de ahí salían conductos o tuberías a las distintas partes del
convento.
Aún hoy tienen un sistema
de recogida de los techos que alimenta una cisterna y utilizan esa agua.
Los arbustos de las
espinas están en un patio no muy grande, cercado, y son de una especie familia
de la adormidera que conocemos, solo que mayor. No tiene semillas, se
reproduce por “hijos”.
Y es un medio de
vida. En el convento hay una librería religiosa y entre las ofertas están
espinas y objetos hechos con las espinas. En la plaza las venden, en toda
la ciudad, hay recuerdos para los turistas, con las espinas.
En la cocina original, se
conservan las vasijas, está la chimenea aún ennegrecida por el humo de la leña
y un sistema de conservación de alimentos, consistente en un depósito azulejado
por el que circulaba agua fresca alrededor, proveniente de este sistema de
acueductos interiores, y mantenía una temperatura estable.
Hay pinturas murales
descubiertas al remodelar algunas áreas que fueron utilizadas como cuartel
militar en otras épocas, entre ellas un Cristo que se deduce tenga más de
200 años.
Algunas pinturas
religiosas que datan de la fecha de la construcción en el siglo XVII.
Una habitación o “celda” con los muebles que
tenían los frailes en su clausura, y en otra, la habitación que sirvió de
prisión al Emperador Maximiliano. Esta tiene unos muebles antiguos, una
mesa, un “arca” de madera bien envejecida y dos cuadros del Emperador.
En los lugares donde había
pinturas murales o cuadros no se permite tomar fotos, para no dañarlas con el flash de la cámara. Es
oscuro y si no se utiliza, pues no se ven.
El recorrido es muy
interesante, más que los arbustos de las espinas, la construcción tan
antigua y bien conservada a pesar del tiempo transcurrido, transporta al
visitante a otros siglos.
En la Unam han hecho
estudios botánicos sobre el fenómeno de las espinas en cruz y realmente no han
encontrado más que la explicación de una mutación en esa especie, que no tiene
las espinas en esa forma. Venden caras las espinas…… me van a regalar una
para mostrarla.
Cuando nos recogieron,
fuimos directo a la carretera, comimos algo en el camino y para casa en el DF,
salimos como a las cinco de la tarde. El ómnibus de los niños salía
un poco más tarde, a las seis. Venía todo el equipo junto, no quisieron
irse con los “papás”.
(Fotos de la autora)
La
tradición menciona que el 25 de julio de 1531 es la fundación de Querétaro, con
la llegada de los españoles Hernán Pérez Bocanegra y Córdoba quien se alía con
el indígena otomí Conín (quien posteriormente adoptó el nombre castellanizado
de Fernando de Tapia), cacique de Jilotepec.
Se
cuenta que por un acuerdo se libró una batalla sin armas y a media batalla, se
dio la aparición en el cielo de una cruz refulgente y a su lado el apóstol
Santiago sobre la loma llamada Sangremal, por este hecho debe su nombre la ciudad "Santiago de Querétaro",
en esa época fue labrada una cruz de piedra que se conserva en el altar de la
iglesia del Convento de la Cruz.
La
historia de Santiago, Querétaro continua cuando en 1534 se efectúa el trazo de
la ciudad por D. Juan Sánchez de Alaniz, mientras que para 1656 le es otorgado
el título de "Noble y Leal Ciudad de Santiago de Querétaro" por
disposición del virrey Duque de Albuquerque. Para 1712 es confirmado el título
de "Noble y Leal Ciudad de Querétaro" por el Rey Felipe V de España.
Fue
también aquí en Santiago de Querétaro donde se tocó por primera vez el himno
nacional, mientras se ensayaba para su presentación final ante el presidente
Santa Ana.
1867
es derrocado el Emperador Maximiliano de Habsburgo, librándose dos batallas en
el Cerro de las Campanas, donde los liberales lo toman prisionero. El 19 de
junio es fusilado en el Cerro de las Campanas junto con los generales mexicanos
Miguel Miramón y Tomás Mejía.
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