lunes, 11 de febrero de 2019

MUSEO DE ANTROPOLOGÍA


Al poco tiempo de haber arribado al país, ya habíamos visitado varios museos, el Templo Mayor ubicado en el Centro Histórico de la ciudad y que fuera el centro   del gran Imperio Mexica, un lugar en donde se reunían las ofrendas sagradas y depósitos funerarios; un adoratorio a las deidades de la guerra y la lluvia; un símbolo de los logros de los aztecas ante sus enemigos.
(Foto de Google)
 El museo de Cera, que se encuentra en la colonia Juárez, en una bella casona que data de 1904, abrió sus puertas en 1979. Cuenta con una colección de más de 230 figuras, distribuidas en 14 salas temáticas donde se pueden admirar personajes históricos, del medio político, artístico y deportivo de México y el mundo, así como personajes de ficción.
 El museo Ripley, exhibe una de las mayores colecciones de objetos extraños y poco comunes, provenientes de los lugares que exploró el coleccionista y caricaturista estadounidense Robert Ripley.
 Y destaca el Museo de Antropología, lugar imprescindible para tener una idea y comenzar a conocer la historia prehispánica de México y Mesoamérica.


No hay mejor lugar para conocer la historia prehispánica de México que este museo, uno de los recintos culturales que alberga una colección de piezas arqueológicas impresionantes y donde se puede aprender más de los últimos dos mil años de historia de Mesoamérica.
En este museo, considerado el más importante de México y de Latinoamérica y también uno de los más destacados del mundo, se pueden encontrar objetos que simplemente son imperdibles y que no se pueden dejar de ver, debido a la riqueza cultural, histórica y artística.
Antes de entrar se encuentra con esta gran escultura de origen náhuatl del “dios de la lluvia”. Se estima que fue construida entre los siglos IV y VI y algunos investigadores la han identificado como CHALCHIUHTLICUE, la deidad femenina del agua.  Mide 7 metros de altura y pesa cerca de 168 toneladas.
Si algo distingue al Museo de Antropología es su emblemática fuente ubicada en la entrada, la cual fue diseñada para enfatizar el respeto por el entorno natural mediante la caída libre del agua. Está rodeada de un alto relieve de bronce titulado “Imagen de México”, realizada por los hermanos José y Tomás Morado en el que se pueden ver varios símbolos que describen la antigua historia de México.
Poco se conoce de la pintura prehispánica y los colores que utilizaban, por eso la pieza de la sala Teotihuacana es muy importante, pues a través de ella somos testigos de la técnica y los pigmentos minerales que utilizaban.
La Piedra del Sol. En la sala mexica, es una de las más valiosas del museo.  Este monolito (1250-1521 d.C) mide 3.58 metros de diámetro y pesa 24 toneladas.
Está compuesto por cuatro círculos concéntricos, en cada uno de ellos hay inscripciones que aluden a la cosmología mexica.
Otra de las piezas importantes de la sala mexica es la COATLICUE, un monumento que horrorizó a los conquistadores, pues es la representación de una mujer decapitada y parcialmente desmembrada; sin embargo, la escultura tiene varios significados relacionados con la vida, la muerte, la tierra y los seres sobrenaturales.  La diosa Coatlicue es madre de Huitzilopochtli, dios patrono de los mexicas.

 

Hasta aquí una breve reseña de especialistas, lo que vi como visitante fue un  inmenso edificio de piedra con grandes columnas, muy organizado donde debes pasar por una revisión para no introducir líquidos u objetos punzantes (de hecho, tuvimos que dejar un llavero que tenía una cuchillita).Una entrada majestuosa con su fuente donde el agua fluye constantemente, veintidós  salas dedicadas a las exhibiciones de las piezas de distintas culturas prehispánicas, dos salas de exhibiciones temporales y tres auditorios,  un amplio espacio central donde también hay pequeñas fuentes con plantas y tortugas, Además alberga el acervo de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.


Un fragmento de los Cantos de Huexotzinco, grabado en la piedra nos dan la bienvenida.
¿SOLO ASI HE DE IRME?
¿COMO LAS FLORES QUE PERECIERON?
¿NADA QUEDARA EN MI NOMBRE?
¿NADA DE MI FAMA AQUÍ EN LA TIERRA?
¡AL MENOS FLORES, AL MENOS CANTOS!
 Comenzamos por la sala de la cultura mexica. Cada pieza está muy bien identificada, de más está decir cómo impresionan todos los restos muy bien conservados de edificaciones, las piedras de sacrificio y rituales, las máscaras, esculturas, objetos ceremoniales y de uso cotidiano de los pobladores de aquellos tiempos.
La Piedra del Sol, preside la sala, todos queremos tener una foto con ella, me han dicho que no es la original, que tiempos atrás algunos arrojaron ácido para sabotearla y que es una réplica, lo que no me explico cómo no siendo el original es tan perfecta, quienes hicieron esa copia, si es cierto, estaban poseídos por el espíritu de sus antepasados.
También hay una réplica del penacho de plumas de quetzal con el que Moctezuma adornaba su cabeza.  La original se encuentra aún en un museo de Austria. 
La historia del México prehispánico está hecha de leyendas, mitos, dioses, y cada una de las representaciones o piezas lleva consigo una historia llena de misterios.
En esa oportunidad solo pudimos recorrer dos salas, tal es su extensión y el tiempo que dedicas a ver y leer las descripciones.
Otra visita como guías de unos amigos, nos llevó de nuevo a esa sala y a una parte de la que expone la cultura Maya, que para mí ha resultado muy interesante y misteriosa. 
En su inauguración, en el año 1964  se pronunciaron estas palabras:
 "El pueblo mexicano levanta este monumento en honor de las admirables culturas que florecieron durante la era Precolombina en regiones que son, ahora, territorio de la República. Frente a los testimonios de aquellas culturas, el México de hoy rinde homenaje al México indígena en cuyo ejemplo reconoce características de su originalidad nacional."

















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