Al poco tiempo de haber arribado
al país, ya habíamos visitado varios museos, el Templo Mayor ubicado en el Centro Histórico de la ciudad y que
fuera el centro del gran Imperio
Mexica, un lugar en donde se reunían las ofrendas sagradas y depósitos
funerarios; un adoratorio a las deidades de la guerra y la lluvia; un símbolo
de los logros de los aztecas ante sus enemigos.
(Foto de Google)
El
museo de Cera, que se encuentra en la colonia Juárez, en una bella casona
que data de 1904, abrió sus puertas en 1979. Cuenta con una colección de más de
230 figuras, distribuidas en 14 salas temáticas donde se pueden admirar
personajes históricos, del medio político, artístico y deportivo de México y el
mundo, así como personajes de ficción.
El museo Ripley, exhibe una de las mayores
colecciones de objetos extraños y poco comunes, provenientes de los lugares que
exploró el coleccionista y caricaturista estadounidense Robert Ripley.
Y destaca el Museo de Antropología, lugar imprescindible para tener una idea y
comenzar a conocer la historia prehispánica de México y Mesoamérica.
No hay mejor lugar para
conocer la historia prehispánica de México que este museo, uno de los recintos
culturales que alberga una colección de piezas arqueológicas impresionantes y
donde se puede aprender más de los últimos dos mil años de historia de
Mesoamérica.
En este museo, considerado el
más importante de México y de Latinoamérica y también uno de los más destacados
del mundo, se pueden encontrar objetos que simplemente son imperdibles y que no
se pueden dejar de ver, debido a la riqueza cultural, histórica y artística.
Antes de entrar se encuentra
con esta gran escultura de origen náhuatl del “dios de la lluvia”. Se estima
que fue construida entre los siglos IV y VI y algunos investigadores la han
identificado como CHALCHIUHTLICUE, la deidad femenina del agua. Mide 7 metros de altura y pesa cerca de 168
toneladas.
Si algo distingue al Museo de
Antropología es su emblemática fuente ubicada en la entrada, la cual fue
diseñada para enfatizar el respeto por el entorno natural mediante la caída
libre del agua. Está rodeada de un alto relieve de bronce titulado “Imagen de
México”, realizada por los hermanos José y Tomás Morado en el que se pueden ver
varios símbolos que describen la antigua historia de México.
Poco se conoce de la pintura
prehispánica y los colores que utilizaban, por eso la pieza de la sala
Teotihuacana es muy importante, pues a través de ella somos testigos de la
técnica y los pigmentos minerales que utilizaban.
La Piedra del Sol. En la sala
mexica, es una de las más valiosas del museo.
Este monolito (1250-1521 d.C) mide 3.58 metros de diámetro y pesa 24
toneladas.
Está compuesto por cuatro
círculos concéntricos, en cada uno de ellos hay inscripciones que aluden a la
cosmología mexica.
Otra de las piezas
importantes de la sala mexica es la COATLICUE, un monumento que horrorizó a los
conquistadores, pues es la representación de una mujer decapitada y
parcialmente desmembrada; sin embargo, la escultura tiene varios significados
relacionados con la vida, la muerte, la tierra y los seres sobrenaturales. La diosa Coatlicue es madre de
Huitzilopochtli, dios patrono de los mexicas.
Hasta aquí una breve reseña de especialistas, lo que vi como visitante
fue un inmenso edificio de piedra con
grandes columnas, muy organizado donde debes pasar por una revisión para no
introducir líquidos u objetos punzantes (de hecho, tuvimos que dejar un llavero
que tenía una cuchillita).Una entrada majestuosa con su fuente donde el agua
fluye constantemente, veintidós salas
dedicadas a las exhibiciones de las piezas de distintas culturas prehispánicas,
dos salas de exhibiciones temporales y tres auditorios, un amplio espacio central donde también hay
pequeñas fuentes con plantas y tortugas,
Además alberga el acervo de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Un
fragmento de los Cantos de Huexotzinco, grabado en la piedra nos dan la bienvenida.
¿SOLO ASI
HE DE IRME?
¿COMO LAS
FLORES QUE PERECIERON?
¿NADA
QUEDARA EN MI NOMBRE?
¿NADA DE
MI FAMA AQUÍ EN LA TIERRA?
¡AL MENOS
FLORES, AL MENOS CANTOS!
Comenzamos por la sala de la cultura mexica. Cada
pieza está muy bien identificada, de más está decir cómo impresionan todos los
restos muy bien conservados de edificaciones, las piedras de sacrificio y
rituales, las máscaras, esculturas, objetos ceremoniales y de uso cotidiano de
los pobladores de aquellos tiempos.
La Piedra del Sol, preside la
sala, todos queremos tener una foto con ella, me han dicho que no es la
original, que tiempos atrás algunos arrojaron ácido para sabotearla y que es
una réplica, lo que no me explico cómo no siendo el original es tan perfecta,
quienes hicieron esa copia, si es cierto, estaban poseídos por el espíritu de
sus antepasados.
También hay una réplica del
penacho de plumas de quetzal con el que Moctezuma adornaba su cabeza. La original se encuentra aún en un museo de
Austria.
La historia del México
prehispánico está hecha de leyendas, mitos, dioses, y cada una de las
representaciones o piezas lleva consigo una historia llena de misterios.
En esa oportunidad solo pudimos
recorrer dos salas, tal es su extensión y el tiempo que dedicas a ver y leer
las descripciones.
Otra visita como guías de unos
amigos, nos llevó de nuevo a esa sala y a una parte de la que expone la cultura
Maya, que para mí ha resultado muy interesante y misteriosa.
En su inauguración, en el año
1964 se pronunciaron estas palabras:
"El pueblo mexicano levanta este
monumento en honor de las admirables culturas que florecieron durante la era
Precolombina en regiones que son, ahora, territorio de la República. Frente a
los testimonios de aquellas culturas, el México de hoy rinde homenaje al México
indígena en cuyo ejemplo reconoce características de su originalidad
nacional."
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