El fin de semana suele ser complicado. Es
necesario solucionar en solo dos días las tareas pendientes para que la
siguiente semana fluya sin contratiempos. Se destinan muchas horas visitando
supermercados y tianguis por los abastecimientos necesarios, al paseo de la
perrita para que se ejercite, a socializar con los amigos si se ha programado
algún “fetecún” como decimos en Cuba. Y si hay alguna cita médica pendiente,
también se gestiona en esos días. A
veces no alcanzan el sábado y el domingo.
Pero esta vez logramos cumplimentar todas
las labores en un día, y resolvimos invitar a una joven amiga y a su pequeña
niña para visitar uno de los museos emblemáticos de la Ciudad de México.
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