lunes, 10 de diciembre de 2018

CONOCIENDO LA CIUDAD (continuación)


No creo que logre conocer ni la mitad de la ciudad, nacidos en ella declaran que nunca han visitado algunas zonas de la misma, tal es el tamaño de esta centenaria capital., que según las crónicas fue fundada como México-Tenochtitlan en el siglo XIV, allá por 1325, y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987.
 En el año 1523, el 4 de junio y a solicitud de Hernán Cortés, el Rey Carlos V de Alemania y I de España, concedió el escudo de armas refiriéndose a estas tierras como “Ciudad tan insigne y Noble y el más principal Pueblo”
En 1824 se fundó como Ciudad de México, al entrar en vigor la Constitución Federal de la República Mexicana.
O sea que tienes varios aniversarios de nacimiento.

Mi Habana tiene solo dos, en 1515 al Sur, y trasladada en 1519 al Norte, donde tiene su ubicación actual y donde cumplirá 500 años de fundada el año entrante.



La antigua Tenochtitlán, está llena de contrastes de todo tipo, arquitectónico, cultural, social.
Conviven los muy ricos y los muy pobres, y algo que no ha dejado de sensibilizarme es ver a niños pequeños pidiendo junto con un adulto, o dando espectáculos de música a su manera para que les echen moneditas en un sombrero, o de payasitos en los semáforos…no estoy acostumbrada a coexistir con eso.  Vengo de una sociedad de múltiples carencias, pero donde la niñez está protegida y es delito que se les utilice para la mendicidad.

Tampoco me acostumbro a ver a un miembro de las fuerzas del orden, totalmente armado, con chalecos antibalas, armas largas, preparado casi para la guerra…custodiando la entrada del supermercado o el despliegue de efectivos, motorizados, a caballo con todo el arsenal antimotines de que disponen, solo para proteger un partido de fútbol. Es algo muy nuevo.
Son costumbres y necesidades muy diferentes, que poco a poco se asumen pero que marcan una diferencia. 



En Cuba tenemos la costumbre, o más bien la mala costumbre de que todos vamos en el ómnibus “como podemos”…pero acá, aunque también el transporte se complica en los horarios “pico”…están delimitadas las áreas, sobre todo en el Metrobús, donde hasta determinados asientos de la parte frontal, solo van mujeres, y hasta pintados de color rosa, igual en las estaciones, hay puertas para mujeres, niños, adultos mayores y discapacitados…algo que me parece muy saludable pero también muy diferente.
Aborde usted un ómnibus en La Habana y se verá levantado por no se sabe quién ni cómo hasta que se encuentre dentro, si tiene suerte.


Hay tantos puestos de tacos que se pueden visitar miles y no habría probado el mejor taco de la ciudad. Lo mismo pasa con los vendedores de jugos naturales y frutas, sin embargo, con ese derroche de vitaminas, muchos consumen refrescos gaseados con su taco o su quesadilla, algo que me parece incomprensible, teniendo tantos alimentos naturales, que les resultan más económicos…pero la publicidad que existe para consumir determinados productos es tal, que es difícil resistirse.


Ese es otro asombro, la propaganda.
De mi país lleno de vallas con imágenes o consignas políticas a este otro, donde el comercio utiliza este medio para vender, lleno de atractivos anuncios lumínicos, vidrieras adornadas, posters por doquier…muy diferente.

Uno puede comer en cada esquina sin importar que sea un puesto callejero o una bicicleta con una canasta, y en muchas zonas, las familias ponen su mesita en la acera, y ofrecen sus comidas típicas o bolsas de papas y plátanos fritos.  Es costumbre desayunar en la calle el fin de semana y en la mayoría de las casas se compra en los puestos o mini restaurantes…por lo que no está mal visto que pidas “para llevar” lo que dejas en el plato.

Una ciudad llena de museos, teatros, restaurantes, colonias, historia, edificios, cines, grafitis,  lo tiene casi todo y creo que se podría resumir en diversidad, es una de las pocas ciudades en el mundo en la que se pueden encontrar culturas de diferentes partes conviviendo en un solo lugar y todas son respetadas.
Soportar la altura y la calidad del aire de esta ciudad es todo un reto para el que nació y vivió toda su vida al nivel del mar, con los vientos alisios reciclando el aire que se respira, el sol, el salitre, y en ese proceso de adaptación, estoy todavía.
Un paseo por " El Centro" es de valientes, miles de transeúntes caminan por las “banquetas” o aceras, cientos de vendedores con sus puestos de cualquier cosa ofreciendo su mercancía a voz en cuello, en los vagones del metro, en los semáforos. Por doquier el comercio y los servicios son un distintivo de la ciudad y del país.


Hay calles con varias cuadras destinadas a la venta especializada de artículos de ferreterías, de lámparas o repuestos, de mercerías y artículos para manualidades, que la cultura mejicana está repleta de creatividad. Lleve una muestra de lo que necesita y de seguro lo encuentra, y con mejores precios que en otros lugares de ventas.
Pero también en los barrios, existen  las “Tlapalerías” que son pequeños negocios, casi siempre cerca o al lado de la vivienda del propietario, y del techo al suelo hay cientos, miles de objetos que se pueden clasificar como ferretería, incluyendo escobas y artículos de limpieza, lo mismo ocurre con las “Papeleras”…..allí encuentra todo lo que necesita para la oficina, la escuela, el hogar…y no cuento de un “Abarrote”…muchos lo tienen casi en la sala de su casa, e igual, puede comprar a cualquier hora el litro de leche que se le olvidó adquirir en el supermercado o las galletas, el refresco, y hasta le recargan el teléfono si se le terminó el saldo.


Un sistema comercial para todos los gustos y para todas las economías que resulta envidiable…

 La palabra “tlapalería” es una mezcla del náhuatl y el español que, con el tiempo, se fueron fusionando.

“Tlapalli” significa “colores” en náhuatl, y esa palabra se usó para definir estos comercios debido a que vendía pinturas.

Con el tiempo, se le agregó el sufijo “ería”, que se usa en español para señalar un lugar en donde se vende algo.

 Las tiendas de abarrotes en México tienen origen en la época de la conquista, el concepto de la palabra “abarrotes” comenzó a utilizarse en las colonias españolas de América, donde los establecimientos de venta quedaban “abarrotados” de víveres y otros productos tras la llegada de un buque al puerto procedente de España o de otras colonias. Además, se dice que la palabra es de origen gallego y durante el Virreinato se daba a los bultos con mercancía que transportaban las embarcaciones comerciales. Después de esto, las mercancías se conocieron como abarrotes, en lugar de los envoltorios.
Me sorprenden los pequeños negocios que están regados por toda la ciudad, en cada esquina, a medianía de cuadra, en parques, quioscos, calles que cierran los fines de semanas o días fijados, y a los que llaman “tianguis”.

(Tianguis (del náhuatl tiānquiz(tli) 'mercado') es el mercado tradicional que ha existido en Mesoamérica desde la época prehispánica y que ha ido evolucionando en forma y contexto social a lo largo de los siglos. En otros países ha recibido diversos nombres, por ejemplo en España, particularmente en Andalucía, se lo conoce como zoco o mercadillo y en Estados Unidos adopta el nombre de flea market (mercado de pulgas); estos establecimientos se encuentran principalmente en los estados de Texas, Arizona, Nuevo México y California, aunque también los hay en otros estados. En Costa Rica se les conoce como "Tilicheras" (en desuso) o "mercado de pulgas", "remates", "ferias del agricultor" (si son alimentos), principalmente de discos o DVD piratas. En Perú se le conoce como "cachina".
La herencia de los tianguis es una mezcla de las tradiciones mercantiles de los pueblos prehispánicos de Mesoamérica, incluyendo el azteca y de los bazares del Medio Oriente llegados a América vía España. Los tianguis se caracterizan por ubicarse de manera semi fija en calles y en días designados por usos y costumbres, variando éstos en cada población, en los que la comunidad local adquiere diversos productos, desde alimentos y ropa, hasta electrodomésticos y normalmente se ponían cada 5 días 

Las grandes corporaciones y cadenas de supermercados también están presentes en toda la ciudad con unos horarios que facilitan las compras a los clientes que trabajan y en los que se puede encontrar “de todo” ……
Esa frase es muy popular en mi país, donde las épocas de carestía extrema no se han superado, y cuando nos encontramos en un comercio, con dos o tres de los artículos que necesitamos, al mismo tiempo y con facilidades para adquirirlo decimos eso: “hay de todo” ….
Esta modalidad de comercio, heredada de sus ancestros, cubre las necesidades de una gran mayoría...y es un hacer mucho con poco...
Las primeras salidas a las Plazas, donde están las tiendas mejores y más bonitas , con vidrieras enormes, luminosas, decoradas con buen gusto, ofreciendo lo último de las temporadas…me provocaron un mundo de contradicciones y reflexiones.

















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