No creo que logre conocer ni la mitad de la ciudad, nacidos en ella
declaran que nunca han visitado algunas zonas de la misma, tal es el tamaño de
esta centenaria capital., que según las crónicas fue fundada como México-Tenochtitlan
en el siglo XIV, allá por 1325, y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1987.
En el año 1523, el 4 de junio y a
solicitud de Hernán Cortés, el Rey Carlos V de Alemania y I de España, concedió
el escudo de armas refiriéndose a estas tierras como “Ciudad tan insigne y
Noble y el más principal Pueblo”
En 1824 se fundó como Ciudad de
México, al entrar en vigor la Constitución Federal de la República Mexicana.
O sea que tienes varios
aniversarios de nacimiento.
Mi Habana tiene solo dos, en 1515 al Sur, y trasladada en 1519 al
Norte, donde tiene su ubicación actual y donde cumplirá 500 años de fundada el
año entrante.
La antigua Tenochtitlán, está
llena de contrastes de todo tipo, arquitectónico, cultural, social.
Conviven los muy ricos y los muy pobres, y algo que no ha dejado de
sensibilizarme es ver a niños pequeños pidiendo junto con un adulto, o dando
espectáculos de música a su manera para que les echen moneditas en un
sombrero, o de payasitos en los semáforos…no estoy acostumbrada a coexistir
con eso. Vengo de una sociedad de
múltiples carencias, pero donde la niñez está protegida y es delito que se les
utilice para la mendicidad.
Tampoco me acostumbro a ver a un
miembro de las fuerzas del orden, totalmente armado, con chalecos antibalas,
armas largas, preparado casi para la guerra…custodiando la entrada del
supermercado o el despliegue de efectivos, motorizados, a caballo con todo el
arsenal antimotines de que disponen, solo para proteger un partido de fútbol.
Es algo muy nuevo.
Son costumbres y necesidades muy
diferentes, que poco a poco se asumen pero que marcan una diferencia.
En Cuba tenemos la costumbre, o más bien la mala costumbre de que
todos vamos en el ómnibus “como podemos”…pero acá, aunque también el transporte
se complica en los horarios “pico”…están delimitadas las áreas, sobre todo en
el Metrobús, donde hasta determinados asientos de la parte frontal, solo van
mujeres, y hasta pintados de color rosa, igual en las estaciones, hay puertas para mujeres, niños, adultos
mayores y discapacitados…algo que me parece muy saludable pero también muy
diferente.
Aborde usted un ómnibus en La
Habana y se verá levantado por no se sabe quién ni cómo hasta que se encuentre
dentro, si tiene suerte.
Hay tantos puestos de tacos que
se pueden visitar miles y no habría probado el mejor taco de la ciudad. Lo
mismo pasa con los vendedores de jugos naturales y frutas, sin embargo, con ese
derroche de vitaminas, muchos consumen refrescos gaseados con su taco o su
quesadilla, algo que me parece incomprensible, teniendo tantos alimentos
naturales, que les resultan más económicos…pero la publicidad que existe para
consumir determinados productos es tal, que es difícil resistirse.
Ese es otro asombro, la propaganda.
De mi país lleno de vallas con imágenes o consignas políticas a este otro, donde el comercio utiliza este medio para vender, lleno de atractivos anuncios lumínicos, vidrieras adornadas, posters por doquier…muy diferente.
De mi país lleno de vallas con imágenes o consignas políticas a este otro, donde el comercio utiliza este medio para vender, lleno de atractivos anuncios lumínicos, vidrieras adornadas, posters por doquier…muy diferente.
Uno puede comer en cada esquina sin importar que sea un puesto
callejero o una bicicleta con una canasta, y en muchas zonas, las familias
ponen su mesita en la acera, y ofrecen sus comidas típicas o bolsas de papas y
plátanos fritos. Es costumbre desayunar
en la calle el fin de semana y en la mayoría de las casas se compra en los
puestos o mini restaurantes…por lo que no está mal visto que pidas “para
llevar” lo que dejas en el plato.
Una ciudad llena de museos,
teatros, restaurantes, colonias, historia, edificios, cines, grafitis, lo tiene casi todo y creo que se podría
resumir en diversidad, es una de las pocas ciudades en el mundo en la que se
pueden encontrar culturas de diferentes partes conviviendo en un solo lugar y
todas son respetadas.
Soportar la altura y la calidad
del aire de esta ciudad es todo un reto para el que nació y vivió toda su vida
al nivel del mar, con los vientos alisios reciclando el aire que se respira, el
sol, el salitre, y en ese proceso de adaptación, estoy todavía.
Un paseo por " El Centro" es de valientes,
miles de transeúntes caminan por las “banquetas” o aceras, cientos de
vendedores con sus puestos de cualquier cosa ofreciendo su mercancía a voz en
cuello, en los vagones del metro, en los semáforos. Por doquier el comercio y los
servicios son un distintivo de la ciudad y del país.
Hay calles con varias cuadras
destinadas a la venta especializada de artículos de ferreterías, de lámparas o repuestos,
de mercerías y artículos para manualidades, que la cultura mejicana está
repleta de creatividad. Lleve una muestra de lo que necesita y de seguro lo
encuentra, y con mejores precios que en otros lugares de ventas.
Pero también en los barrios,
existen las “Tlapalerías” que son
pequeños negocios, casi siempre cerca o al lado de la vivienda del propietario,
y del techo al suelo hay cientos, miles de objetos que se pueden clasificar
como ferretería, incluyendo escobas y artículos de limpieza, lo mismo ocurre
con las “Papeleras”…..allí encuentra todo lo que necesita para la oficina, la
escuela, el hogar…y no cuento de un “Abarrote”…muchos lo tienen casi en la
sala de su casa, e igual, puede comprar a cualquier hora el litro de leche que
se le olvidó adquirir en el supermercado o las galletas, el refresco, y hasta
le recargan el teléfono si se le terminó el saldo.
Un sistema comercial para todos los gustos y para todas las economías
que resulta envidiable…
La palabra “tlapalería” es una mezcla del
náhuatl y el español que, con el tiempo, se fueron fusionando.
“Tlapalli”
significa “colores” en náhuatl, y esa palabra se usó para definir estos
comercios debido a que vendía pinturas.
Con
el tiempo, se le agregó el sufijo “ería”, que se usa en español para señalar un
lugar en donde se vende algo.
Las tiendas de abarrotes en
México tienen origen en la época de la conquista, el concepto de la palabra
“abarrotes” comenzó a utilizarse en las colonias españolas de América, donde
los establecimientos de venta quedaban “abarrotados” de víveres y otros
productos tras la llegada de un buque al puerto procedente de España o de otras
colonias. Además, se dice que la palabra es de origen gallego y durante el
Virreinato se daba a los bultos con mercancía que transportaban las
embarcaciones comerciales. Después de esto, las mercancías se conocieron como
abarrotes, en lugar de los envoltorios.
Me sorprenden los pequeños
negocios que están regados por toda la ciudad, en cada esquina, a medianía de
cuadra, en parques, quioscos, calles que cierran los fines de semanas o días
fijados, y a los que llaman “tianguis”.
La herencia de los tianguis es una mezcla de las tradiciones mercantiles de los pueblos prehispánicos de Mesoamérica, incluyendo el azteca y de los bazares del Medio Oriente llegados a América vía España. Los tianguis se caracterizan por ubicarse de manera semi fija en calles y en días designados por usos y costumbres, variando éstos en cada población, en los que la comunidad local adquiere diversos productos, desde alimentos y ropa, hasta electrodomésticos y normalmente se ponían cada 5 días
Las grandes corporaciones y
cadenas de supermercados también están presentes en toda la ciudad con unos
horarios que facilitan las compras a los clientes que trabajan y en los que se
puede encontrar “de todo” ……
Esa frase es muy popular en mi
país, donde las épocas de carestía extrema no se han superado, y cuando nos
encontramos en un comercio, con dos o tres de los artículos que necesitamos, al
mismo tiempo y con facilidades para adquirirlo decimos eso: “hay de todo” ….
Esta modalidad de comercio, heredada de sus ancestros, cubre las necesidades de una gran mayoría...y es un hacer mucho con poco...
Las primeras salidas a las
Plazas, donde están las tiendas mejores y más bonitas , con vidrieras enormes,
luminosas, decoradas con buen gusto, ofreciendo lo último de las temporadas…me
provocaron un mundo de contradicciones y reflexiones.
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