martes, 11 de diciembre de 2018

LA VILLA-GUADALUPE





Cada 12 de diciembre, La Villa-Guadalupe recibe a los miles y millones de fieles y peregrinos de todos los estados de México y países de Latinoamérica que se trasladan hasta el sagrado lugar para cantar, orar,celebrar, cumplir su promesa o simplemente ofrendar sus votos de fé a la “morenita” mexicana.
El papa Juan Pablo II nombró a la Virgen de Guadalupe “la Patrona de América”, durante su visita a México en 1999.
Pero además se le conoce como “Emperatriz de las Américas,” “La misionera celeste del Nuevo Mundo”

La siguiente publicación, del sitio www.catholic.net refleja de la mejor manera el fervor del pueblo mexicano por su virgencita.
Qué más se puede decir…
«Guadalupe vela por su pueblo. Está en todos los hogares, y es testigo de ilusiones sin fin, de ocultos deseos, de fervorosos trabajos. Se halla en el vehículo que transporta al mexicano, y cuida a un mismo tiempo al conductor y al pasaje.

Se convierte en compañera infatigable que nos sigue a todas partes escondida entre los papeles de la cartera, o bien entre pañuelitos y barras de labios. Se hace poner en relieve en medallas que cuelgan del cuello de los hombres, mujeres y niños. Preside, con su presencia, capillas múltiples en todas las iglesias de México y aun en el extranjero, especialmente en nuestra Iberoamérica.
 Viaja igual en las ondas de la radio que en los canales de la televisión, y hasta en las confortables cabinas de los aviones o en los camarotes de los grandes trasatlánticos. Igual ensalzada en las gargantas cancioneras de mariachis, que en conferencias de letrados. Todo habla de Ella. Todo en México está integrado por su dulce espíritu, y cuanto de bueno tiene el mexicano gusta de atribuirlo a la suave sonrisa de la Virgen.
Inspira trovas en los poetas, ensayos en los eruditos, elegías en los religiosos y bellas palabras en los enamorados. Es asistente forzosa a inauguraciones y bendiciones de casas, edificios, tiendas, oficinas, industrias y despachos. Cuida a los enfermos en innumerables camas de hospitales. Vigila en las estaciones la llegada y salida de los trenes. Sonríe a los obreros, y mira con amor al político que planea con afán la mejoría del pueblo.
Posa incansablemente para los artistas de México. Se encuentra en colegios, institutos y universidades, presidiendo la educación de nuestros escolares. Se pinta en banderas y estandartes, y tremola en el aire vibrante de la Patria.
En todas partes está nuestra Lupita. México entero se halla saturado de su imagen, de su presencia y de su amor. Todo México tiene que ver con la Guadalupe que da su nombre a personas, a villas y poblados, a tiendas, fábricas, haciendas, rancherías, granjas, colonias, teatros y hoteles. Es como si la Virgen de Guadalupe se hubiera convertido en substancia de la Patria».
Por: P. Jorge Loring Catholic.net | Fuente: www.Catholic .Net

Visité La Villa un día alejado de las celebraciones, y sin embargo costó trabajo estacionar, caminar, tanto que no pude acercarme lo suficiente al altar donde se muestra el lienzo con la imagen de la virgen sobre la tilma,
 ( tilma, era el nombre en «náhuatl», la lengua que hablaba Juan Diego, del poncho o capa que utilizaban los indios pobres mexicanos, anudada al hombro.)


La basílica de Santa María de Guadalupe, llamada oficialmente Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, es un santuario de la Iglesia católica, dedicado a la Virgen María en su advocación de Guadalupe, ubicado al pie del Cerro del Tepeyac de la Ciudad de México.
Es el recinto mariano más visitado del mundo, superado solo por la Basílica de San Pedro. Si bien las cifras que se citan no son uniformes, anualmente unos veinte millones de peregrinos visitan el santuario, de los cuales cerca de nueve millones lo hacen en los días cercanos al 12 de diciembre día en que se festeja a Santa María de Guadalupe. Anualmente, la basílica de Santa María de Guadalupe tiene al menos el doble de visitantes que los santuarios marianos más conocidos, por lo que constituye un destacado fenómeno social y cultural.
El Templo expiatorio a Cristo Rey (Antigua Basílica de Guadalupe) se inició su construcción en el año 1695 y se concluyó en 1709.
A principios del siglo XIX, y con motivo de la construcción del convento de Capuchinas al costado oriente, el templo sufrió graves daños, por lo que tuvo que ser reparado.
 El14 de noviembre de 1921 se colocó una bomba con la intención de dañar la sagrada imagen, dejando como testigo fiel de este acontecimiento un Cristo de bronce doblado tras el estallido.
Siguieron los daños estructurales en el edificio, y debido al hundimiento diferencial que sufría, en 1974 El arzobispo primado de México coloco la primera piedra, dando inicio a la construcción de la nueva Basílica. dedicada solemnemente el 12 de octubre de 1976, la imagen fue trasladada al nuevo templo, mientras tanto la Antigua Basílica de Guadalupe cerró sus puertas por 24 años.
En 1979 se comenzó un proceso de recuperación del edificio sobre la base de pilotes de control, con lo que se logró nivelar nuevamente el edificio y evitar la pérdida del mismo. Hacia el 2000 y con la etapa principal terminada, el templo volvió a abrir sus puertas, esta vez con el nombre de Templo Expiatorio a Cristo Rey.

Breve recuento de un histórico lugar de culto, peregrinaje y fe del pueblo mexicano.
Aún cuesta caminar frente a esta edificación por el declive tan pronunciado en el suelo., pero muestra la magnificencia de los estilos, la ornamentación, y la paz que se respira en su interior.

La nueva Basílica está situada al sur del cerro del Tepeyac. El edificio fue construido a raíz de la necesidad de albergar a la imagen de la Virgen de Guadalupe y permitir el acceso de una mayor cantidad de peregrinos ya que la inestabilidad del antiguo templo lo había vuelto peligroso para su uso.
El hecho que el interior sea circular y libre de apoyos (es decir, auto-portante) hace posible que la imagen de la Virgen de Guadalupe se pueda apreciar desde todos los puntos interiores de la basílica.
Dicha imagen se encuentra detrás del altar, bajo una cruz de importantes dimensiones, en un muro con acabado similar al plafón. Para una mejor visibilidad de la imagen, se construyó una pasarela por debajo del altar con bandas transportadoras, que permite que los visitantes la puedan apreciar de la mejor forma posible. 




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