Recuerdo lejanamente las
navidades de mi niñez, viajando en ferrocarril a otra provincia a la casa del
abuelo, visitar a los primos, a los tíos, y cuando no era posible ir tan lejos,
adornábamos un árbol lleno de luces, un nacimiento con lagos hechos de pedazos
de espejos, figuras hechas de barro y ese día estrenábamos zapaticos de charol
y cenábamos todos juntos, con las golosinas propias de la época. Hacíamos
“carticas” para los Reyes y pedíamos lo que pudieran traernos, sin muchas
pretensiones, más bien dejábamos comida para sus camellos cansados de tanto
caminar.
Estas fiestas en Cuba más que
religiosas eran fiestas familiares y de amigos…todos trataban de reunirse, aunque
estuvieran lejos, no había costumbre de regalos por Santa Claus. Se celebraban la Nochebuena, el Año Nuevo,
los Reyes.
Ya había comentado que llegué por
primera vez a México, para la navidad, y
lo que representó revivir luces, adornos navideños, alegría, cenas familiares,
todo lo que durante muchos años no habíamos celebrado o quizás sí, pero con la
añoranza de los tiempos en que la familia se reunía, los niños adornaban su
árbol de Navidad, su nacimiento o pesebre, y era una época de fiesta y unidad.
El pueblo mexicano es
profundamente devoto, no solo de su virgencita morena, también veneran y
celebran todas las festividades del calendario religioso.
En el mes de diciembre, Las
Posadas se celebran entre el 16 y el 24 durante los nueve días antes de la Navidad,
Estas fiestas recuerdan a las
personas el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén,
donde buscan un lugar para alojarse y esperar el nacimiento del niño Jesús.
A este novenario
es usual que se le agreguen una serie de tradiciones y celebraciones no
religiosas. En Colombia,
Venezuela y Ecuador
se celebra la Novena de Aguinaldos, fiesta religiosa
muy similar
Las primeras celebraciones se basaron en
las festividades aztecas; en el México prehispánico celebraban el advenimiento
de Huitzilopochtli (Dios de la Guerra) durante la época invernal. A esta época
se les llamaba Panquetzaliztli y duraba del 16 al 26 de diciembre.
Las fechas coincidían con aquellas en
las que los europeos celebraban la Navidad. Así, esta celebración fue cambiando
debido a la evangelización que se realizó en la Nueva España. La imagen de
Huitzilopochtli fue sustituida por la de María y José.
Las Posadas con simbolismo católico se
crearon desde los primeros evangelizadores:
el fraile agustino Diego Soria obtuvo del Papa
Sixto V indulgencias para la realización de las nueve misas de aguinaldo en los
días anteriores a la Navidad.
En el siglo
XVIII, la celebración, aunque no dejó de realizarse en las iglesias,
pasó a tomar más fuerza en los barrios y en las casas, y la música religiosa
fue sustituida por el canto popular.
Los frailes evangelizadores, para
facilitar la enseñanza de la Iglesia Católica a los naturales, realizaron
representaciones del peregrinar de San José y la Virgen María a su salida de Nazaret en camino a Belén
para empadronarse en el censo ordenado por César
Augusto y, posteriormente, el nacimiento de Jesucristo, hijo de
Dios. Estas representaciones se conforman de nueve Posadas, que se inician el
16 de diciembre, y consisten en solicitar alojamiento en ese simbólico camino a
Belén hasta el día 24
de diciembre, víspera del nacimiento de Jesús.
Durante este peregrinar se hacen notar
las penurias por las que ellos tuvieron que pasar hasta encontrar alojamiento
en un establo de Belén.
Las Posadas son tradiciones en México durante la época navideña.
Como es costumbre las familias se
reúnen, los vecinos hacen tiempo para compartir y eso fue lo que hicimos,celebrar el primer día de la novena, ofrecer ponche caliente, tacos,
quesadillas y romper cuatro piñatas llenas de golosinas, que tanto gustan a
niños y mayores.
En fila de dos personas, y con
velas encendidas, caminamos, entonando las plegarias y letanías que para la
ocasión están escritas, para luego pedir POSADA a los que habían quedado
dentro.
La piñata es otra tradición que
no puede faltar. Es una artesanía elaborada de una olla de barro o de cartón o
una estructura de alambre con siete picos, cubierta de papel maché, adornada
con papeles de colores, y rellena de caramelos y dulces.
No hay fiesta religiosa o pagana
en México que no tenga una piñata.
Las piñatas datan de tiempos
prehispánicos en tierras aztecas donde, a manera de culto festivo a sus dioses,
representaban la abundancia y los favores concebidos por ellos. Originalmente,
durante la celebración de cumpleaños del dios azteca de la guerra, Huitzilopochtli,
se hacían vasijas y esculturas de arcilla huecas con la forma de sus dioses.
Según el simbolismo católico adoptado en
la Nueva España, la piñata tiene la forma de una estrella de siete picos (cada
pico representa un pecado capital) que con sus vivos colores y oropeles seduce
al alma inocente, para llevarla al pecado. La persona con los ojos vendados,
representa al creyente que con la virtud teologal de la fe (esta virtud se
suele representar así en la iconografía católica) vence al pecado recuperando
el don sobrenatural de la gracia (dones de Dios necesarios para alcanzar la
salvación) representados por la caída de frutas y dulces.
Los
niños se divierten, juegan, disfrutan el momento, y así desde pequeños se les va
enseñando a valorar sus tradiciones, a respetar las costumbres, y algo que
tiene sus raíces en rituales prehispánicos, ha llegado con fuerza a la sociedad
moderna enriqueciendo el espíritu navideño de nuestros pueblos latinos.
Albricias
pastores
Habéis
de saber
Que
toda la gloria
Se
vino a Belén
Que
toda la gloria
Se
vino a Belén.
Tenéis
allí al Niño
Que
en Belén nació
Y os
pide por cuna
Vuestro
corazón
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