martes, 12 de marzo de 2019

CENOTE AZUL-TULUM-PLAYA DEL CARMEN (Segunda parte)


     Tulum fue una ciudad amurallada de la cultura maya a orillas del Mar Caribe, con una deslumbrante costa que ese día estaba revuelta y con mucho oleaje.
     Desde uno de los palacios, de los que se conservan celosamente los vestigios, concedían el permiso a los navegantes para entrar por un estrecho de mar entre los arrecifes que cuidaban el acceso a la costa.  Los arrecifes eran visibles y se podía diferenciar el espacio navegable como un canal seguro para las embarcaciones.  Era un pueblo dedicado al comercio con zonas de Guatemala.  ¿Es posible imaginar hace milenios cómo pequeños botes y lanchas trasegaban mercancías por aquellos mares?
    
     El lugar cerraba a las cinco de la tarde, y una vez más solo teníamos dos horas para disfrutar del mar y hacer un recorrido por los mejores sitios.  No se podía todo, así que abordamos un trencito tirado por un tractor que transportaba a los visitantes hasta la entrada.  Era solo un kilómetro, pero no teníamos mucho tiempo y lo mejor era aprovecharlo bien.

     Al igual que otros asentamientos visitados, estaba muy cuidado.  Había ventas de artesanías, de refrescos, comidas. Todos los servicios necesarios para que los visitantes se sintieran bien.   Los restos de los palacios y edificaciones prehispánicas estaban muy conservados.  Las iguanas merodeaban por todas partes, gordas y tranquilas subían y bajaban por las rocas con mucha facilidad y accedían a sus cuevas en los farallones que bordean la playa.
     Verdes, azules, grises, aire fresco y caliente a la vez a las tres de la tarde, restos de palacios donde vivieron orgullosos caciques, jardines florecidos y un mar que invitaba al chapuzón.  Tulum es uno de los destinos obligados de los cruceros que arriban al Caribe.

     Ese día había mucho oleaje y solo pudimos refrescar los sudorosos y cansados cuerpos, luego de recorrer otra de las maravillas del mundo maya.  A la hora del cierre regresamos hasta la salida en el trencito y pusimos rumbo a Playa del Carmen, la playa más famosa de la Riviera Maya.
    Lo primero que hicimos al llegar a la ciudad fue buscar alojamiento.  Encontramos un hotel muy céntrico que a su vez tenía acogedores departamentos a su alrededor.  Tenían comedor, una habitación grande con dos camas cameras, cocina, refrigerador, ideal para nosotros cinco.
     Los amigos se hospedaron en el hotel y nosotros en uno de los apartamentos.  Cerca encontramos una lavandería que nos solucionó el problema de la ropa.  Al día siguiente iríamos a Xcaret y no quedaba nada limpio para cambiarnos.

     Disfrutamos y refrescamos en la piscina o alberca del hotel hasta cerca de las nueve de la noche, previa visita al supermercado por abastecimientos,  Comimos … y a descansar. 

     Playa del Carmen es una ciudad que se estableció como destino turístico.  Había muchos locales en venta y renta, hoteles, comercios de norteamericanos, carteles donde predominaba el idioma inglés.  Cobran lo mismo en dólares que en pesos mexicanos.  Las calles estaban muy concurridas con turistas de todas partes del mundo.  Esta vez el recorrido nos llevó a la ciudad.  La zona de playa espera para el próximo viaje.


No hay comentarios:

Publicar un comentario