miércoles, 20 de marzo de 2019

XCARET, 29 de julio de 2010 (Parte I)



 “Xcaret” significa en maya pequeña caleta, pues cuenta con una ensenada de extraordinaria belleza.  La ubicación geográficamente conveniente de esta caleta la hizo atractiva para los mayas, quienes construyeron un puerto y centro mercantil.  Su antiguo nombre era ´Polé´, derivado de la raíz p’ol que significa mercadería y trato de comerciantes.  Fue una importante ciudad comercial de la cultura maya antes de la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI.
Actualmente es un parque temático ecológico situado en la Riviera Maya a 5 km al sur de Playa del Carmen y a 75 km al sur de Cancún, en el estado de Quintana Roo, México.  Para la civilización maya este sitio fue un importante puerto y centro mercantil en el cual aún pueden apreciarse vestigios arqueológicos.

     Un humorista cubano diría ante la presencia de Xcaret. ¡Ahí sí hay!  Un parque natural a la orilla del mar que cuenta con ríos subterráneos, anfiteatros donde se presentan atractivos espectáculos, restaurantes, exhibiciones de animales, actividades acuáticas y de buceo, entre otros muchos atractivos que hacen único este lugar
     Debido a su privilegiado entorno natural, ha desarrollado diversos programas para la conservación y reproducción de la flora y fauna típicas del sureste mexicano, como las tortugas marinas, el manatí, los monos araña, el venado, etc.  Tiene entre sus instalaciones el primer mariposario de México y el acuario de Arrecife de Coral, uno de los pocos sitios en el mundo donde se pueden apreciar estructuras arrecifales en su hábitat natural.
     Un día no es suficiente para recorrerlo, y así lo afirma la publicidad del parque: “Un día no alcanza, si reservas otro, el cincuenta por ciento”.
     En el costo del ticket de admisión está incluida una comida bufet muy variada y bien servida, refrescos, equipo de snorkel, uso de toallas, casillero, duchas, y ofrecen un diez por ciento de descuento en algunas actividades opcionales.  Los adultos mayores disfrutan de una tarifa especial, solo que nosotros no éramos residentes en ese estado, por lo que esta vez “no nos tocó” el descuento.
Una vez abonado el importe de la entrada, una pulsera de “todo incluido” colocada en la muñeca permitía transitar y participar en las múltiples actividades del Parque.
     Comenzamos el recorrido, y la primera parada la hicimos en la que fue una hacienda henequenera de principios del siglo pasado, muy bien conservada como todo lo que hemos visitado, donde radica un museo de arte mexicano.  En cada habitación de la mansión principal había figuras de cera con la vestimenta propia de la época, en una fiel representación de la vida diaria de los habitantes de la hacienda. Estaban amuebladas con el estilo de aquellos tiempos y con adornos y objetos de uso utilitario de cerámica y plata. Los patios y jardines limpios y florecidos, había sembrados de henequén y establos, y en un corral, un burrito sabanero nombrado Anselmo.   Como para no salir de allí.

  

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