“Xcaret” significa en maya pequeña caleta,
pues cuenta con una ensenada de extraordinaria belleza. La ubicación geográficamente conveniente de
esta caleta la hizo atractiva para los mayas, quienes construyeron un puerto y
centro mercantil. Su antiguo nombre era
´Polé´, derivado de la raíz p’ol que significa mercadería y trato de
comerciantes. Fue una importante ciudad
comercial de la cultura maya antes de la llegada de los conquistadores
españoles en el siglo XVI.
Actualmente es un parque temático ecológico
situado en la Riviera Maya a 5 km al sur de Playa del Carmen y a 75 km al sur
de Cancún, en el estado de Quintana Roo, México. Para la civilización maya este sitio fue un
importante puerto y centro mercantil en el cual aún pueden apreciarse vestigios
arqueológicos.
Un humorista
cubano diría ante la presencia de Xcaret. ¡Ahí sí hay! Un parque natural a la orilla del mar que
cuenta con ríos subterráneos, anfiteatros donde se presentan atractivos
espectáculos, restaurantes, exhibiciones de animales, actividades acuáticas y
de buceo, entre otros muchos atractivos que hacen único este lugar
Debido a su
privilegiado entorno natural, ha desarrollado diversos programas para la
conservación y reproducción de la flora y fauna típicas del sureste mexicano,
como las tortugas marinas, el manatí, los monos araña, el venado, etc. Tiene entre sus instalaciones el primer
mariposario de México y el acuario de Arrecife de Coral, uno de los pocos
sitios en el mundo donde se pueden apreciar estructuras arrecifales en su
hábitat natural.
Un día no es
suficiente para recorrerlo, y así lo afirma la publicidad del parque: “Un día no alcanza, si reservas otro, el
cincuenta por ciento”.
En el costo del ticket
de admisión está incluida una comida bufet muy variada y bien servida,
refrescos, equipo de snorkel, uso de toallas, casillero, duchas, y ofrecen un
diez por ciento de descuento en algunas actividades opcionales. Los adultos mayores disfrutan de una tarifa
especial, solo que nosotros no éramos residentes en ese estado, por lo que esta
vez “no nos tocó” el descuento.
Una vez abonado el importe de la entrada, una pulsera de
“todo incluido” colocada en la muñeca permitía transitar y participar en las
múltiples actividades del Parque.
Comenzamos el recorrido, y la primera
parada la hicimos en la que fue una hacienda henequenera de principios del
siglo pasado, muy bien conservada como todo lo que hemos visitado, donde radica
un museo de arte mexicano. En cada
habitación de la mansión principal había figuras de cera con la vestimenta
propia de la época, en una fiel representación de la vida diaria de los
habitantes de la hacienda. Estaban amuebladas con el estilo de aquellos tiempos
y con adornos y objetos de uso utilitario de cerámica y plata. Los patios y jardines
limpios y florecidos, había sembrados de henequén y establos, y en un corral,
un burrito sabanero nombrado Anselmo.
Como para no salir de allí.
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